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lunes, 7 de mayo de 2012

EL OCASO DE LA CUT


(El Rodriguista)
Por Juan Pablo Cárdenas (extraído de radio u de chile)
La corrupción de la política tiene su correlato en la descomposición de nuestros referentes sindicales. La misma forma en que se toman decisiones en los partidos y la falta de representatividad de los mismos se reproduce en la Central Unitaria de Trabajadores y otras mínimas expresiones de los trabajadores chilenos. Lo primero que se debe consignar es que en más de dos décadas de post dictadura, los índices de sindicalización en nuestro país apenas superan el 15 por ciento de la masa laboral. Esto es, que de los 5 millones de trabajadores, menos de 800 mil pertenecen a alguna agrupación sindical. Al mismo tiempo que un porcentaje ínfimo de sindicatos está afiliada a la CUT, entidad que ya no tiene nada de unitaria, ni ejerce liderazgo importante según lo evidencian, incluso, sus paupérrimas convocatorias para conmemorar el Primero de Mayo. Si no fuera por la presencia en éstas de los estudiantes, medioambientalistas y luchadores por los Derechos Humanos, lo cierto es que la concurrencia laboral a las mismas resultaría aún más  bochornosa, en medio de un clima nacional marcado por las movilizaciones sociales, cada vez más masivas y extendidas por todo nuestro territorio.
 La CUT es una entidad que le ha resultado muy conveniente a los gobiernos de la Concertación como, también, al actual. Para cada uno de los ministros de Hacienda ha resultado cómodo tener interlocución con dirigentes completamente ilegitimados dentro del mundo laboral y sin capacidad de ejercer presión real para imponer las justas aspiraciones, derivadas de una estrategia política y económica que fomenta el salario paupérrimo, el empleo precario y las colusiones de la clase patronal. La negociación anual respecto del salario mínimo se ha constituido en un trámite cada vez más ignominioso para la dignidad de los trabajadores, quienes en cada oportunidad deben comprobar la distancia existente entre el reajuste que solicitan y el que resulta de la imposición de las autoridades, la decisión de los partidos y los acuerdos parlamentarios.
En el país donde las diferencias salariales son las más pronunciadas del mundo, nuestros representantes sindicales vienen perpetuándose en sus directivas, como lo está la camarilla de dirigentes de la CUT y de otras organizaciones, gracias al arreglo cupular y las cuotas de poder que les asignan los comisarios políticos e infectan sus resoluciones y renuncios. Personajes todos que, sin rubor alguno, administran la alcancía sindical en viajes, suculentos almuerzos y viáticos, tanto que para nadie resulta ya un misterio que los fondos que manejan son el resultado de asignaciones de los gastos reservados del Ejecutivo, como de los sobornos empresariales abiertos o disfrazados que premian su buena conducta y “espíritu patriótico” en consentir siempre reajustes que consolidan el deterioro del poder adquisitivo de la mayoría de los chilenos, especialmente de los más pobres. En esto es que tiene base, seguramente, el reciente acuerdo de “cuello y corbata” entre la CUT y la confederación patronal de la producción y del Comercio (CPC), en que unos y otros han manifestado un conjunto de “voluntades comunes”.
Cuando se reconoce que el sindicalismo chileno vive en estado de crisis es por la incapacidad demostrada por los dirigentes dignos y limpios para imponerse a las maquinarias electorales de sus organizaciones, donde la cupularidad y el autoritarismo es todavía más escandaloso que el que campea en los propios partidos políticos. Mientras que en los verdaderos regímenes democráticos, los procesos eleccionarios de los sindicatos y otras instancias sociales es reglamentada por ley y vigilada por las autoridades y la prensa, aquí éstos se suceden en el más inaudito secretismo, cuanto que  ya es tradicional que las pugnas se resuelvan en la repartición de prebendas y la suscripción de compromisos que prometen renovación y transparencia. El país no sabe de sus registros y procedimientos electorales, salvo cuando trascienden las prácticas del acarreo de votantes, la desaparición de sufragios y el arreglo final mediante pactos celebrados entre cuatro paredes. De esta forma es que la burocracia sindical de la CUT vuelve a urdir sus comicios internos de agosto próximo, donde lo más seguro es que aquellos que todavía creen posible corregir “desde dentro” a las instituciones descompuestas vuelvan a sufrir una nueva y dramática decepción.
Después de tantos años en lo mismo, es preciso dejar morir a las instituciones arcaicas y proponerse nuevos referentes y propósitos. Que busquen, por cierto, una afiliación sindical masiva y un nuevo pacto laboral destinado a consolidar movilización social, negociación colectiva, salarios dignos, previsión segura, así como la recuperación para Chile de nuestros recursos naturales y empresas productivas y estratégicas. Que ponga a los trabajadores a la vanguardia de aquellas organizaciones sociales que le han dicho BASTA al régimen político y económico que nos rige, y suman esfuerzo por hermanar a Chile con aquellos procesos destinados a recuperar soberanía nacional, impedir la concentración de la riqueza e imponer equidad social.

domingo, 6 de mayo de 2012

Ante el 194 Aniversario del nacimiento de Carlos Marx


(Colectivo Avanzar)
Por Horacio Rovito
EL CAPITALISMO Y LA CIENCIA
Este artículo de Carlos Marx que transcribimos a continuación,  lo escribió en el año 1863, hace nada más y nada menos que 149 años, definiendo aquí el papel y la ubicación de la ciencia en la sociedad capitalista.
En este sentido, subraya que en las condiciones del capitalismo, la ciencia, progreso del pensamiento humano, es explotada por la burguesía. El capital, que no crea la ciencia, la utiliza y se apropia de sus frutos.
Es de fundamental importancia la tesis de Marx, plenamente vigente, según la cual en el capitalismo la ciencia, los avances tecnológicos, son hostiles al trabajo, lo sojuzga y contribuye al reforzamiento de la explotación de la clase obrera – que por supuesto no desaparece -, de modo tal que hace aún más necesaria la lucha por su emancipación definitiva, ya que esta no se logrará por medio de una “revolución tecnológica y cibernética”, como algunos intelectuales posmodernos nos prometen.
Por lo expresado, la burguesía tiende justamente a situar el desarrollo de la ciencia en el centro de sus preocupaciones. Cada vez más la producción misma pasa a ser prácticamente un subsistema derivado de la ciencia, comenzando a desempeñar un papel de creciente importancia no sólo los medios de producir productos, sino también los “medios de producir conocimientos científicos”.  Se va conformando así una nueva capa social, al servicio del bloque de poder dominante, al que algunos investigadores sociales ya han calificado con el nombre de “burotecnocracia”.
Por cierto que se sigue acentuando con una mayor intensidad la tendencia histórica a desplazar el trabajo manual por el trabajo intelectual, lo cual obliga a estudiar constantemente las modificaciones en la estructura interna y características del proletariado de cada país.
Asimismo, la producción, como fenómeno intrínseco del capitalismo, se va concentrando en un número más reducido de grandes empresas a dimensión mundial, los dueños del planeta,  capaces de sobrevivir al desafío competitivo más exigente y feroz, en especial en épocas de crisis como en la actualidad,  y determinado también por la necesidad  de un muy elevado nivel de inversión.
En definitiva, nuestro deseo es que este texto de Marx, quizás algo olvidado, y su genial visión de futuro, contribuya a reflexionar seriamente sobre la necesidad de estudiar, profundizar y analizar una realidad en permanente movimiento y cambio, con el insustituible instrumento metodológico de la dialéctica revolucionaria, y como única forma de encontrar caminos para poder transformar la sociedad, saliéndole a la vez al paso a todo tipo de desviación oportunista, que niega de una u otra manera la vigencia del marxismo.
Responde a la vez al concepto compartido de que hay que respetar siempre a aquellos en cuyos hombros nos hemos apoyado, y volver constantemente a ellos para proyectarnos, impulsados por su espíritu innovador, con más lucidez, creatividad  y firmeza hacia un mundo mejor, un nuevo humanismo, socialista.
Al mismo tiempo, esta es una categórica demostración de que la socialdemocracia, la “centroizquierda” o el progresismo, con su vieja prédica del capitalismo humano o “serio”, no son los sepultureros del sistema sino sus salvadores, en un proceso de continuidad con genocidas golpes cívico-militares, toda vez que sean necesarios para “escarmentar” a los pueblos y terminar con las rebeliones y los “terroristas” que las motivan.
Es ineludible entonces escuchar al Che, cuando nos dice: "Si fuéramos capaces de unirnos, que bello sería el futuro y que cercano".-
  
“La producción en masa – o cooperación en gran escala  con empleo del maquinismo – comienza por someter en gran escala las fuerzas naturales – viento, agua, vapor, electricidad – al proceso de producción directa: los transforma en agentes del trabajo social (en la agricultura, bajo sus formas precapitalistas, el trabajo humano aparece más bien como auxiliar del proceso natural, al que no domina). En cuanto tales, estas fuerzas naturales no cuestan nada, no son producto del trabajo humano.
Pero su apropiación no se opera sino por intermedio de las máquinas, las cuales sí cuestan algo, por ser el producto de un trabajo anterior. Por consiguiente, como agentes del proceso de trabajo, las fuerzas naturales sólo son apropiadas por medio de las máquinas y por los poseedores de máquinas.
Como estos agentes naturales no cuestan nada, se incorporan al proceso de trabajo sin incorporarse al proceso productor de valor. Aumentan la productividad del trabajo sin aumentar el valor del producto, sin añadir nada al valor de las mercancías.  Por el contrario, cada mercancía tomada en particular disminuye, porque la masa de las mercancías producidas en el mismo tiempo de trabajo  aumenta y, en consecuencia, el valor de cada parte alícuota de la masa se reduce. En la medida en que estas mercancías entran en la reproducción de la fuerza de trabajo, el valor de esta fuerza de trabajo disminuye; en otros términos, el tiempo de trabajo necesario para la reproducción del salario se reduce  y el tiempo de sobre trabajo se prolonga.  En este sentido, las fuerzas naturales son apropiadas ellas mismas por el capital. No es que se eleven el valor de las mercancías; al contrario, lo reducen y entran en el proceso de trabajo sin entrar en el proceso creador de valor. El empleo en gran escala de estas fuerzas naturales sólo es posible allí donde el propio maquinismo es empleado en gran escala y donde, por consiguiente, existe la concentración correspondiente de obreros y la cooperación de estos obreros sometidos al capital.
La utilización de agentes naturales – en cierta medida, su incorporación al capital – coincide con el desarrollo de la ciencia como factor autónomo del proceso de producción. Cuando el proceso de producción se convierte en una aplicación de la ciencia, la ciencia, a la inversa, se convierte en un factor o, por así decirlo, en una función del proceso de producción.
Todo descubrimiento sirve de base a un nuevo procedimiento, a un nuevo perfeccionamiento de los métodos de producción. Solo con el modo de producción capitalista se pone la ciencia al servicio del proceso de producción directa, mientras que, a la inversa, el desarrollo de la producción proporciona el medio de dominar teóricamente la naturaleza. La ciencia adquiere, pues, la vocación de ser un medio de producción de riquezas, un medio de enriquecimiento,
Con este modo de producción se plantea por primera vez problemas prácticos que solo pueden ser resueltos científicamente. Sólo entonces, con las necesidades del proceso de producción en sí mismo, se hacen experiencias y observaciones a un nivel tal que permiten, que necesitan incluso, la aplicación de la ciencia, el progreso teórico de la humanidad. Por cierto, el capital no crea la ciencia, pero la explota, la incorpora al proceso de producción.  Pero al mismo tiempo se produce una separación de la ciencia, entendida como ciencia aplicada a la producción, y del trabajo directo; mientras que en las etapas anteriores de la producción la suma de conocimientos es reducida , las experiencias están directamente ligadas al trabajo mismo, la ciencia no puede desarrollarse como una fuerza autónoma, separada del trabajo;  de modo que en general sólo se extiende muy lentamente y en pequeña escala (aprendizaje empírico de los “secretos” de cada oficio). El cerebro y la mano no están todavía separados.
El Sr. Howell (uno de los inspectores de fábricas) dice: “Según las mejores autoridades en la materia, parecería que el trabajo en la fábrica es una especie de trabajo de fuerza inferior que no recurre al ejercicio de las facultades mentales”, y cita en estos términos a los mismos patrones: “Los obreros deberían tener siempre presente que su trabajo es una forma inferior del trabajo especializado, que no por eso es más fácil adquirirlo y remunerarlo mejor por su calidad, una forma que un aprendizaje rápido y poco costoso no pueda proporcionar más rápida y abundantemente…  Las máquinas del patrón tienen, en realidad, un papel más importante en la producción que el trabajo y la calificación del obrero, cuya educación se hace en seis meses y está al alcance de cualquier obrero” (Pag. 17, The Masters Spinners and  Manufacturers…).
La palabra “fábrica”, tal como ha sido dada en la cláusula de interpretación de la Factory Act de 1884 (7mo. Año del reinado de Victoria, art. 15, inc. 73) se define así: “La palabra fábrica será tomada en el sentido de edificios y lugares o en el recinto de los cuales el vapor, el agua o toda otra fuerza mecánica sean utilizados para mover o accionar máquinas destinadas a la preparación ,tratamiento o elaboración final, o para todo proceso que entre en el tratamiento del algodón, etc…(que el objeto que concurre a hacer que una fábrica sea propiamente lo que es, se trate de algodón, crin, seda, lino, cáñamo, yute, hay que atribuirlo, como es evidente, a las condiciones locales: esto no es esencial en la fábrica). Si las máquinas son calificadas aquí de “máquinas del patrón”, si la función de las mismas está asimilada a la función del patrón, en el proceso de producción (the business of production) sucede absolutamente lo mismo con la ciencia incorporada a estas máquinas, o a los procedimientos de fabricación, a los procesos químicos, etc.  La ciencia aparece como una potencia extraña y hostil al trabajo, al cual sojuzga;  Por una parte, su aplicación es la concentración;  por otra, la transformación de los conocimientos, observaciones, secretos de oficios trasmitidos empíricamente, en ciencia, en análisis del proceso de producción, por aplicación de las ciencias de la naturaleza al proceso natural de la producción .  Su aplicación reposa, pues, en la separación entre las fuerzas intelectuales del saber y los conocimientos  y la habilidad del trabajador individual;  así como la concentración y el desarrollo de las condiciones de producción y su transformación en capital reposan en el hecho de que el trabajador es despojado, separado de esas mismas condiciones de producción.
El trabajo en la fábrica no deja al trabajador más que el conocimiento de algunos manipuleos; con él quedan anuladas las leyes de aprendizaje; la lucha librada por el Estado, etc., para que los trabajadores jóvenes sepan por lo menos leer y escribir, muestra que esta aplicación de la ciencia al proceso de producción coincide con el sofocamiento de todo desarrollo intelectual en los actos de la fabricación. Es cierto que se educa a un pequeño número de trabajadores calificados, pero esto nada es en comparación con la masa se trabajadores “descultivados”.
Por otra parte, dos cosas resultan claras: el desarrollo de las mismas ciencias de la naturaleza (y estas constituyen la base de toda ciencia), como de todo saber relativo a la producción, se opera a su vez sobre la base de la producción capitalista, que en gran parte les crea, por primera vez, los medios materiales de investigación, observación  y experimentación. Los hombres de ciencia, en la medida que la ciencia se utiliza por el capital como medio de enriquecimiento, que por el mismo motivo llega a ser un medio de enriquecimiento para los que la desarrollan, entran en  concurrencia entre sí para encontrar su aplicación práctica.  Por otra parte, el descubrimiento llega a ser un oficio en sí.  En estas condiciones el factor científico halla con la producción capitalista un desarrollo – esta vez conciente -, es empleado y llevado a un grado tal, que en las épocas anteriores no han podido imaginar siquiera.”                 
Carlos Marx 


miércoles, 2 de mayo de 2012

Asamblea Popular Uruguay: Carta a nuestros compatriotas en el exterior


COMISIÓN CENTRAL DE FINANZAS DE LA ASAMBLEA POPULAR 
Hermanos:
Fuimos parte de ustedes y podemos hablar de la nostalgia y la añoranza que se nos instala como una segunda piel.
Muchos entre ustedes se preguntan si el generoso aporte financiero que han hecho al Frente Amplio sirvió para algo. El Gobierno y el Partido de gobierno nada informan; ni de los aportes que reciben de ustedes ni de la multitud de obras sociales y culturales que ustedes han apoyado. 
Sabemos que cada vez que pueden asomarse al país comprueban que muchas cosas van cambiando para mal. Es así, hermanos: Tabaré, Astori y Mujica nos han traicionado. 
Mienten los que prometen renovar el Frente Amplio por dentro, pues todos ellos han sido cómplices del atroz servilismo a las trasnacionales, todos ellos han hecho del Estado uruguayo una cuña contra los esfuerzos continentales por la fraternidad y la liberación latinoamericana. 
A pesar de que la censura más dictatorial se cierne sobre nosotros, para hacernos invisibles, somos ya muchos los orientales que nos convocamos por fuera del Frente Amplio para levantar las mejores banderas históricas de ese mismo Frente. 
Cinco organizaciones políticas de la izquierda integran la Asamblea Popular: el Movimiento 26 de Marzo, el Partido Comunista Revolucionario, el Partido Humanista, el Movimiento Avanzar y el Movimiento por Defensa de los Jubilados. Junto a ellos, hombro con hombro, aparecen nucleamientos desgajados de los viejos partidos que fueron de izquierda. Un ejemplo de ello es Intransigencia Socialista, formado por militantes escindidos del Partid Socialista. 
También integran la Asamblea Popular un numeroso destacamento de militantes sin partido, que hacen de este movimiento su lugar de militancia y le dan un perfil propio, que es más que la suma de sus grupos políticos organizados.
La Asamblea Popular participa en  la Unidad Popular, espacio de coordinación que también integran Refundación Comunista, Partido Bolchevique del Uruguay, Partido Ecologista Intransigente, MRO, Comuna, Prounir y otros.   
En la medida que las organizaciones de base de la A.P. se consolidan por todo el país, grupos desprendidos del Frente y aún sectores y personalidades de origen saravista, cristiano, ecologista y batallista se van sumando a nuestras filas. A nadie se le pregunta por su trayectoria política anterior, pero sí se indaga por su actitud como vecino, como padre o madre, como trabajador, para que pueda ser aceptado como militante de una Asamblea Popular que quiere prevenir todo tipo de claudicaciones.
A la brevedad si ustedes así lo aceptan, comenzarán a recibir el mensuario electrónico de la Asamblea Popular. También esperamos recoger allí las opiniones y preocupaciones de ustedes, en la “columna de los lectores”. 
Y recibirán un llamamiento constante para aportar en la campaña “un euro para la Asamblea Popular” en la cuenta 179 1515 61-3 del Banco República por si deciden apoyarnos. Las batallas que nos esperan hacen imprescindible una campaña financiera. Ella contribuirá a un gran triunfo electoral que las tendencias ya anuncian. Pondremos a nuestra patria artiguista en sintonía con la dignidad de este continente en lucha.


Gonzalo Abella,  Nelson Tabárez,  Silvia Bolia